Andrés Leonardo Rosales García Catorce 6, Bogotá, Cundinamarca January 2008
Herida Bahía Solano
Enredados en la maraña de Bahía Solano (Chocó), unas tres horas selva adentro, yacen los cadáveres de unos 500 árboles que en la mayoría de los casos estuvieron en pie por más de medio siglo. Algunos de ellos ya se han podrido. El panorama es desalentador y el impacto ambiental salta a la vista. Al caer, muchos de los árboles han fracturado otros sin valor comercial pero claves para la sostenibilidad del ecosistema, según expertos. Incluso, hay tala al borde de quebradas.
Los habitantes temen un desastre como el de Bahía Cúpica, que debió ser construido en otro lugar luego de que una avalancha sepultó el pueblo debido a la extrema deforestación. Lo curioso es que, al parecer, no está sucediendo nada ilegal en esos bosques de Bahía Solano, considerados el resorte de las selvas más biodiversas del mundo.
O por lo menos eso dice la empresa canadiense REM, dueña del negocio y que pretende exportar esa madera a países de Oriente.
Y tiene razón a juzgar por permisos y documentos. La industria maderera canadiense es reconocida como la más grande e importante del mundo y REM no es la excepción. Tiene todos los papeles en regla, por lo que el aprovechamiento es con todas las de la ley.
De hecho, el presidente de esa compañía, el canadiense Timo Seppanen, le contó a Catorce 6 que está a punto de implementar la extracción de madera con helicóptero, un sistema hasta ahora no visto en Colombia y que reduce el impacto ambiental (ver Así se llevarán la madera).
El lío es que, según los afros que viven en Mecana, como se llama el sitio de la tala (el proyecto incluye talas en una decena de caseríos alrededor), una cosa sucede en papeles y documentos y otra muy diferente en las entrañas de la manigua chocoana.
Para empezar, denuncia Pedro Díaz Potes, presidente del Consejo Comunitario de Mecana, los canadienses prometieron implementar el helicóptero desde el principio del proyecto y no han cumplido.
Lo otro —prosiguió el líder—, prometieron plantar cinco árboles cada vez que tumbaran uno y “es la hora que no han sembrado ni medio”. A eso se suma las promesas de escuelas y de interconexión eléctrica que por ahora tampoco asoman en Mecana. Catorce 6 estuvo en la zona y pudo establecer que el descontento es general.
Incluso, en carta del pasado 7 de septiembre y dirigida al procurador agrario y ambiental del Chocó, Guillermo Ricard Perea, los mecaneses denuncian la tala y avisan que obligarán la suspensión (como efectivamente lo hicieron) de todas las actividades de corte hasta tanto la autoridad ambiental no tome cartas en el asunto.
REM por su parte, y en otra misiva que circuló en Bahía Solano, anunció demandas por las pérdidas que le genera parar la actividad. Según la empresa, cada día pierden unos 200 mil pesos.
Una pelea entre chocoanos
Pero más que contra REM, el descontento del Consejo Comunitario de Mecana parece ser contra sus paisanos y quienes los representan, es decir los de la Asociación General de Consejos Comunitarios Los Delfines, con jurisdicción en Bahía Solano y en Juradó (Chocó).
Ellos, por encima de cualquier entidad ambiental como Codechocó o el mismo Ministerio de Ambiente, tienen total autonomía para decidir sobre su territorio, es decir sobre unas 133 mil hectáreas, derecho que les otorgó la ley 70 de 1993.
La pregunta es si organizaciones de esta dimensión y características tienen la capacidad técnica para decidir sobre el destino de algunos de los recursos naturales más valiosos que tiene Colombia, como son los bosques primarios de las selvas del Chocó.
Por ahora, los canadienses tienen permiso de talar especies como abarco, algarrobo, chanu, guino, sande, choiba, nispero, oquendo, amargo, guayacán y granadillo, las maderas más finas y que más se demoran en crecer.
Lo de las especies, precisamente, ha sido el delito ambiental más frecuente a lo largo de la historia de la explotación maderera. A menudo se siembran árboles que no son de la misma especie de los talados, que crecen más rápido y por ende desequilibran el ecosistema.
Como sea, fue el Consejo de Los Delfines el que pactó directamente la tala y el que recibe los 10 dólares que los canadienses pagan por cada metro cúbico de madera que sacan de esos bosques. Y eso atenúa el conflicto. En voz baja, los habitantes de Mecana dicen que hay corrupción y, en voz enérgica, los de Los Delfines dicen que no.
Para Gustavo Castro, representante de REM, la palabra tampoco es desconocida. Él argumenta que algunos son enemigos del proyecto porque “inicialmente pensaron en lucrar sus bolsillos porque tienen cierto poder local que les permite poner alguna traba, sin embargo, cuando se involucraron la Embajada Canadiense o el Gobierno Nacional, estos perdieron la oportunidad de sacar “tajada”, aseveró.
Por su parte, Olga María Mosquera, presidenta de Los Delfines, dice que el problema es de trabajo. “Lo que sucede es que como todo el mundo no va a trabajar en el mismo instante, están inconformes. Pero sí se le va a dar trabajo a todo al que se le pueda dar”, dice. Agrega que ya recibió unos 21 millones de pesos, que piensa dividir entre ambos consejos.
Por ahora, las cosas parecen estar a favor de la empresa canadiense. En uno de los últimos episodios del rifi rafe, el subdirector de Desarrollo Sostenible de la Corporación Autónoma de Chocó (Codechocó), Emir Hinestroza, visitó la zona y conceptuó que todo lo que sucede allí es completamente normal.
“Un ecólogo o un biólogo podrían poner el grito en el cielo. Pero yo, que soy ingeniero forestal, creo que todo lo que ocurre allí es completamente normal. Ese es el panorama de cualquier tala”, dijo el funcionario.
No obstante, a los de Mecana todavía les queda una carta por jugarse, la visita del Procurador Agrario y Ambiental, que aunque se ha planeado desde hace más de tres meses, no se ha podido llevar a cabo.
Catorce 6 conoció que esa visita se ha aplazado en varias oportunidades. Incluso una de esas, motivada por el propio Codechocó.
“Será seguir esperándolo, a ver si él impide que continúe este crimen ambiental”, dijo con resignación otro de los integrantes del consejo comunitario de Mecana.
RECUADRO:
“Todavía no ha empezado la producción al 100 por ciento”
Mediante un comunicado allegado a la redacción de Catorce 6, Gustavo Castro, representante de la firma REM, dio explicaciones sobre las denuncias que para él son malintencionadas. Dice que la reforestación aún no ha comenzado porque tampoco lo ha hecho la producción en un 100 por ciento. “Hemos cortado algunos árboles por diferentes motivos como aprovechamiento para nuestro campamento, prácticas, entrenamiento de escaladores…”, explicó.
Sobre los claros en el bosque, Castro aseguró que se trata de la construcción de cuatro helipuertos, exigidos por el Ministerio de Transporte y la empresa de helicópteros para llevar a cabo el proyecto. Agregó además que ya se firmó un contrato por 25 millones de pesos con la gente de Mecana para construir el ‘Greenhouse’ o herbario con el que se reforestará cada zona talada.
Por último, el funcionario anunció que el mismo proceso comenzará a partir de enero en Huaca, la comunidad vecina a Mecana. “Dicha reforestación se enfatizará en especies de alto consumo a nivel mundial y que de momento están muy escasas en Chocó”, dijo.
El rifi rafe en frases
“Sí se han cortado árboles que no estaban en el contrato y uno al lado de una quebrada, pero ha sido por accidente”. Olga María Mosquera, presidenta de Los Delfines.
“Yo no puedo decir que en este proceso no haya habido irregularidades. Hasta en el diario vivir de uno hay errores”. Olga María Mosquera, presidenta de Los Delfines.
“Todos los recursos que vienen de Bogotá para Chocó se desaparecen. Esta es la oportunidad para que haya verdadero desarrollo en bahía Solano”. Timo Seppanen, presidente de REM.
“Nosotros estudiamos muy bien las hectáreas con ingenieros calificados para aprovechar la madera. Usamos tecnología selectiva y sostenible, casi sin impacto ambiental”. Timo Seppanen.
“Se han talado 480 árboles sin las condiciones técnicas. Se tumba un árbol y este tumba entre 10 y 15 árboles menores”. Pedro Díaz Potes, presidente Consejo Comunitario de Mecana.
(Infografía. Solo texto)
Así se llevarán la madera
Operarios previamente entrenados y provistos de correas y hebillas que los sujetan, escalan el árbol quitando con sierras manuales todas las ramas, hasta que solo quede el tronco. En tierra, operarios le hacen dos cortes al árbol, dejando apenas una pulgada sin aserrar, para que el árbol se mantenga erguido. Un helicóptero, provisto de unas gigantescas y poderosas pinzas, engancha el tronco y lo mueve de un lado a otro hasta que pueda levantarlo. Por último, lo deposita suavemente en el mar o en tierra, de tal modo que la madera no sufra fraccionamientos y quede lista para cortar y exportar.
MUCHOS MALPARIDOS DE MIERDA.
ResponderEliminar